Amelie. (O cómo una película nos transporta a un optimismo irreal, pero fantástico)

Ninguna película es más que una película. Aunque forme parte de los deseos más escondidos de algunos, jamás veremos pasar sobre nuestras cabezas al Halcón Milenario, nunca veremos girar a la izquierda a un fotógrafo de la National Geographic en su Chevrolet del 46, ni mucho menos nos veremos envueltos en un motín de un submarino americano capitaneado por Gene Hackman, o Sean Connery, si es ruso, vaya. "no es de verdad, son actores", me decían de pequeño. Y fíjate que era verdad.

Pero, si tuviera el inmenso poder de traer una película al mundo real, con seguridad escogería Amelie. Muchas razones se me ocurren ahora mismo, y de entre todas ellas me quedo por su enorme invitación al optimismo, a esa búsqueda de una humilde ambición, de pequeños grandes sueños que se cumplen. En una película donde hasta el motivo del papel de las paredes tiene una historia, donde cada objeto merece su atención, la historia casi se antoja como un simple motivo, una excusa para entrar por dos horas en un mundo en el que las cosas no cambiaron tanto de cuando éramos pequeños. Y digo casi, porque la historia, es, sino buena, desde luego muy muy, bonita.

Debo, me veo en la obligación de contar como descubrí esta película más de tres años después que fuera estrenada y tras haberla descartado veces y veces en el videoclub. Si no recuerdo mal, fue en el estreno de Matrix Revolutions, (o fue Ocean's twelve) donde vi el trailer de largo domingo de noviazgo (otra película, denostada por muchos, y que pronto tendrá su lugar en este blog). Quienes me conocen lo saben, y los que no ahora lo sabéis: si tengo una debilidad peor que el cine y las películas, esa son los trailers. Creo que podría estar horas viendo un trailer y luego otro y luego otro... . El trailer de largo domingo de noviazgo me pareció bien hecho, motivador y de una belleza visual muy alta. Luego llegó el "del director y la protagonista de Amelie" y entonces tomé la decisión de ver esa película, que no sé por qué había pensado que se trataba de una Matilda francesa. Quiso el destino que pocos días después, en un viaje por Aragón, mi amigo encontrara en la Fnac de Zaragoza el DVD doble por tan solo nueve euros. Me la lleve, y esa misma noche la vimos en mi portátil. En realidad vimos la mitad, y no la entendí, pero la noche siguiente la terminamos de ver, y entonces me enamoré, de la película y de Audrey Tautou, o mejor dicho, de su personaje. Aproximadamente Amelie se encuentra en tercera posición de mis películas más vistas, justo por detrás de Ocean's Eleven y mi número uno inalcanzable: "Sonrisas y lágrimas" (y sí, cada uno tiene su niñez).

Hechas todas las presentaciones, pongámonos manos a la obra y hablemos de la película. Para no extenderme, enunciaré cinco puntos esenciales que convierten esta película en lo que es. Hay más, pero nadie me llegaría al dieciséis, ¿verdad?

Punto número uno. La banda sonora, para empezar con el listón bien alto. La obra entera se la debemos a un Yann Tiersen inspirado del todo. Amelie es Amelie, pero sin Yann Tiersen no sería tan Amelie como la conocemos. Es responsable en medida no poca del ambiente surrealista que envuelve toda la película. Si me pusiera romántico diría que los personajes no dejan de bailar al son de las melodías de su acordeón. Sin ponerme romántico creo que puedo afirmar que tanto los personajes, como la historia encajan muy bien con la música, y que en algunas escenas (se me ocurren ahora al menos dos), es la música la verdadera protagonista. Quien tenga la oportunidad, que la consiga y que la escuche. Luego me comentáis.

Punto número dos. Audrey Tautou. En palabras del director del filme, Jean Pierre Jeunet, es la mejor actriz de composición de Francia. No hay Amelie sin Audrey, ¿alguien puede imaginarla?. Crees de verdad que esa persona puede existir en ese mundo tan poco real. Transmite muy bien el punto de vista del personaje, su inocencia y su simplicidad, y a la vez consigue de que te encariñes de Amelie, hasta el punto de vista de envidiarle su pequeña ambición de ser feliz y disfrutar con tantas pequeñas cosas. Ojalá tenga una gran carrera y nos haga disfrutar, pero ojalá que elija bien.

Punto número tres. El resto del reparto. Si Audrey Tautou es, como decía mi profesor de matemáticas "condición suficiente y necesaria" para su personaje, el reparto entero lo es del conjunto de la película.
Cada uno ofrece su pequeña ración de interpretación para conseguir que el personaje de Amelie se sostenga, se integre y sea hasta... lógico en ese entorno, con ellos. Todos tienen su punto de irreal, pero en todos creo que podemos ver algún minimo reflejo de nosotros mismos.


Punto número cuatro. Abesses, el barrio de Amelie. Antes de ser "El fabuloso destino de Amelie Poulain", se barajaron varios títulos, y el que más peso tenía era "Amelie des Abesses", pero finalmente se desechó porque nadie que no fuera francés o parisino lo iba a entender, y tenían mucha razón. Yo lo descubrí en el DVD de extras. Esta es tan sólo mi opinión y acepto opiniones y críticas: París no es así. Abesses sí, está claro, pero el resto de Paris no se parece mucho, ni siquiera el barrio de Montmartre donde se ubica la zona de Abesses se parece demasiado. Fue una de mis pequeñas decepciones en mis vacaciones que hice el año pasado allí. Malditas expectativas. Pero Abesses sí es Abesses y es así: adoquinado, estrecho, algo atolondrado y con una sensación "aló-bon soir" tremenda. Es el barrio de Amelie, como no. Jamás hubiera existido una Amelie "de los Elíseos" traducido al madrileño "de la Gran Vía", al barcelonés "de la Diagonal" o al palmesano "de Jaime III".

Último punto y quino. Jean Pierre Jeunet (¿existe un nombre más fgancés?). Director y padre de la criatura. Verdadero creador del universo, mundo y vida de Amelie. Si antes decía que en esta película hasta el papel de las paredes tiene una historia, él conoce esa historia, y seguramente sería tan buena como para hacer otra película. Perfeccionista y trabajador, supo encajar todas las piezas, con cuidado y buena elección para conseguir su obra maestra. En la vida, pocas veces consigues que todo encaje de la mejor forma y en el momento justo. Pues el lo consiguió, y encima lo grabó. Su carrera incluye films tan dispares como Alien resurrection o la ciudad de los niños perdidos, con lo que me atrevería a decir que Amelie es su obra más personal, más reflexiva.

Ya no digo más. Quien no haya entendido algo, que lo pregunte. Prometo contestar encantado. Tampoco creo que haga falta decir que deberíais tener todos este DVD en una repisita de casa, y mirarla de vez en cuando, sobretodo esas tardes grises que uno no sabe muy bien si tirar para la izquierda o la derecha. Amelie, te va a ayudar.