Apollo 13. (O como recrear a la perfección un drama épico)

No quería empezar por Apollo 13, pero quería que supierais a todos aquellos a quienes el código da Vinci os ha defraudado, o dejado tibios, que ni Ron Howard es tan mal director ni Tom Hanks es un actor soso.

Cumple más de diez años, pero el tiempo trata muy bien a esta película que narra, de forma muy precisa, el que fue el mayor accidente de la NASA hasta el desastre del Challenger, en 1986.

Cuando hay entusiasmo, la motivación y la disciplina aparecen solos. Y esto justo lo que pasó cuando actor principal y director, ambos niños en la época más activa de la carrera espacial, se embarcaron juntos en un proyecto que contaba con algo muy escaso en Hollywood: Una buena historia. Y esa motivación y disciplina se traducen en una película bien hecha, bien estructurada, con unas interpretaciones realistas y cuidadas y unas líneas argumentales bien elegidas y desarrolladas.

La película se basa en el libro The Lost Moon, escrito por Jim Lovell, comandante de la misión Apollo 13 y personaje que encarna Tom Hanks y por el que fue nominado a un Oscar.

La cuidada veracidad con la que se hizo la película hacen que la disfrute más. En una entrevista a Tom Hanks, incluída como extra en la versión de doble DVD, decía que no se trata de una película donde el director ordenara a los actores "que apretaran unos cuantos botones". Prueba del realismo es que durante el rodaje, David R. Scott, comandante de la misión Apollo 15 asesoró al equipo de producción.

Disfruto además de una banda sonora excelente, compuesta por un inspirado James Horner, que pareció hacer una excepción en sus calcadas Bandas Sonoras de los noventa (véase braveheart o titanic como ejemplo) y sabe poner las notas justas para resaltar la historia.

Merece ser vista para comprobar como la astucia, la esperanza, la fe y la determinación son cualidades humanas que pueden marcar la diferencia, en situaciones donde perdemos todo lo demás.